Medio siglo ha pasado desde que el conflicto entre Israel y Palestina se avivó debido a acciones de Hamás el 7 de octubre. Esta efeméride trae a la memoria la “Crisis del petróleo”, un punto de inflexión que catapultó la riqueza de las naciones petroleras del Medio Oriente, poniendo en jaque a potencias globales como Estados Unidos.
El telón de fondo fue una de las numerosas confrontaciones entre Israel y las naciones árabes. El apoyo de EE.UU. a Israel en la guerra del Yom Kipur, donde Egipto y Siria desafiaron al Estado judío, provocó una respuesta audaz de las naciones árabes ricas en petróleo. Liderados por Arabia Saudita, estos países impusieron restricciones petroleras a EE.UU. y sus aliados, causando revuelo económico global.
Contexto Global en 1973 El año 1973 estuvo marcado por la Guerra Fría. Aunque EE.UU. y la Unión Soviética evitaban un enfrentamiento directo, apoyaban a distintos bandos en conflictos periféricos. La dependencia mundial del petróleo, especialmente en Occidente, era palpable. Oriente Medio, dada su rica reserva petrolera, se había consolidado como una región estratégica, y ya había enfrentado las tensiones iniciales del conflicto árabe-israelí.
El Comienzo de la Crisis Fue en octubre de 1973 cuando los eventos en Oriente Medio atrajeron la mirada global. Una coalición árabe, encabezada por Egipto y Siria, desafió a Israel durante el Yom Kipur. Esta agresión, combinada con el apoyo de EE.UU. a Israel, incitó la decisión de las naciones árabes de utilizar su recurso petrolero como herramienta de presión geopolítica. Un corte en la producción petrolera y el embargo a naciones percibidas como aliadas de Israel, como EE.UU., causaron una oleada de repercusiones económicas.
Impacto de la Crisis Los efectos del embargo se sintieron rápidamente en EE.UU. Los precios del petróleo se dispararon y la escasez de gasolina se volvió común. El PIB estadounidense sufrió, el desempleo creció y la economía se tambaleó.
Conclusiones de la Crisis A pesar de las tensiones, el embargo no logró romper la alianza entre EE.UU. e Israel. Sin embargo, sentó precedentes en el orden mundial y en las decisiones energéticas. Las consecuencias de largo alcance incluyeron el fin de la era del petróleo económico y el fortalecimiento de la OPEP como un actor dominante en la geopolítica energética.
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