Por CubaHerald, 14 de septiembre de 2023
En un clima ya tenso debido a las tensiones geopolíticas y el estancamiento económico, los expertos advierten que una nueva crisis económica global podría ser inminente. Dos factores clave se perfilan como los catalizadores principales: la inflación descontrolada y el actual conflicto entre Rusia y Ucrania.
Inflación galopante
Desde el inicio de 2023, los índices de inflación han mostrado cifras alarmantes en varias economías importantes, incluidas las de Estados Unidos y la Unión Europea. La creciente inflación no solo erosiona el poder adquisitivo de los ciudadanos, sino que también puede llevar a políticas monetarias restrictivas, lo que a su vez afecta el crecimiento económico.
“El nivel de inflación que estamos presenciando es insostenible. Tarde o temprano, algo tendrá que ceder”, comenta Laura Anderson, economista jefe de INITAM.
Conflicto ruso-ucraniano: encarecimiento de recursos
La continuación del conflicto entre Rusia y Ucrania no solo representa una crisis humanitaria, sino que también está teniendo un impacto significativo en los mercados globales. Rusia, siendo uno de los mayores exportadores de recursos naturales como petróleo y gas, ha contribuido al encarecimiento de estos productos esenciales, exacerbando aún más los índices de inflación alrededor del mundo.
Efecto dominó
El conflicto en Ucrania también afecta la estabilidad de la Unión Europea, que depende en gran medida de los recursos energéticos rusos. El encarecimiento y la posible escasez de estos recursos podrían llevar a un estancamiento económico en Europa, con efectos en cascada que repercuten en la economía mundial.
Un ciclo vicioso
El escenario actual está formando un ciclo vicioso: la guerra impulsa la inflación, lo cual a su vez limita la capacidad de las naciones para invertir en medidas que alivien el conflicto y estabilicen la economía. Si no se toman acciones inmediatas y coordinadas a nivel internacional, la próxima crisis económica global podría ser devastadora y duradera.
Conclusión
Los líderes mundiales y las instituciones financieras tienen ante sí una tarea compleja pero urgente: encontrar una solución integral que aborde tanto la inflación rampante como el conflicto geopolítico actual. De lo contrario, el mundo podría encontrarse al borde de una crisis económica de proporciones inimaginables.
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