Basado en una idea original de Francisco Valiente del grupo Facebook "Nostalgia Cuba"
Ubicada estratégicamente en la Calle Galiano, entre San Rafael y San Miguel en La Habana, "El Encanto" no era simplemente una tienda por departamentos. Era la quintaesencia de la innovación, el diseño y el lujo en Cuba. Esta emblemática cadena, con presencia en diversas localidades cubanas, dejó una huella indeleble en el paisaje comercial del país.
Desde sus humildes comienzos en La Habana, "El Encanto" emergió como un titán en la industria del retail, no solo por su expansiva presencia, sino también por su enfoque vanguardista. Introdujo, en una era en que eran novedades, conceptos como inteligencia de negocio, escaparatismo, escaleras mecánicas y concentración vertical de productos.
El edificio principal, una joya arquitectónica de seis pisos, albergaba 65 departamentos, cada uno especializado y diseñado meticulosamente. Pero, "El Encanto" no se limitó al ámbito local. En 1952, se aseguró la exclusividad de Dior para Norteamérica, un logro que transformó sus pasillos en puntos de encuentro para celebridades de Hollywood como John Wayne, César Romero, María Félix y Tyrone Power. Este último incluso protagonizó una campaña publicitaria para la tienda.
Miroslava, aclamada actriz checa que brilló en el cine mexicano, especificaba en sus contratos que solo se vistiera con piezas de "El Encanto". Y no es difícil entender por qué. Dentro de la tienda, uno podía encontrarse con el Salón Francés, un espacio que rendía homenaje al majestuoso Palacio de Versalles y que era el rincón favorito de la diva mexicana, María Félix.
La tienda no sólo ofrecía productos, sino también experiencias y servicios exclusivos. Fueron pioneros en introducir tarjetas de crédito y certificados de regalos. Para sus clientes más prestigiosos, incluso ofrecían un servicio de entrega a domicilio. La calidad era primordial; por ello, la confección de la ropa se realizaba en talleres propios, asegurando así un control de calidad impecable.
El personal, por su parte, no era ajeno al aura de excelencia. Durante el invierno se vestían de negro y en verano de blanco. Las normas de etiqueta eran claras: las empleadas debían portar medias largas, peinados pulcros y maquillaje adecuado.
"El Encanto" no fue simplemente una tienda; fue un símbolo, un recuerdo eterno de un tiempo dorado en el comercio cubano. #nostalgiacuba
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