En una reciente publicación de la revista Bohemia, un acontecimiento inusual en Cuba ilustra que se está produciendo un cambio hacia la honestidad. Los datos son preocupantes: los profesionales cubanos no sólo emigran al exterior en busca de mejores oportunidades, sino que muchos también están cambiando de sectores dentro del país, motivados por la crisis económica.
A pesar de que el ámbito estatal sigue teniendo control sobre los principales medios de producción, surge una pregunta: ¿con qué fuerza laboral se llevará a cabo la necesaria transformación económica?
Lesli, con un máster en Comunicación, reflexionó sobre la difícil decisión de muchos de sus colegas de abandonar sus carreras y su pasión por empleos más lucrativos. La pérdida de especialistas en sectores vitales es alarmante. El sector salud registró una disminución de 31,308 especialistas en 2022, siendo las cifras más bajas del último quinquenio.
Los datos del Anuario 2022 de la Oficina Nacional de Estadística e Información (ONEI) confirman una preocupante tendencia. Sectores esenciales como Educación, Salud Pública, Asistencia Social y Ciencia e Innovación Tecnológica han visto una disminución de profesionales en los últimos años.
El dilema entre seguir una pasión o buscar un trabajo mejor remunerado es palpable en las historias de jóvenes como Liz Hernández Pérez. A pesar de dedicarse con pasión a la Medicina, la difícil situación económica la llevó a buscar empleo en sectores totalmente diferentes.
La emigración de profesionales jóvenes y experimentados es una preocupación que va más allá de la falta de personal. Afecta directamente la calidad de los servicios prestados y sobrecarga a los profesionales que aún permanecen en sus puestos.
Margarita, madre de un niño de tercer grado, experimentó directamente el impacto de esta crisis en el sector educativo. La falta de maestros y la inestabilidad en las aulas es un reflejo del éxodo de profesionales en busca de mejores oportunidades.
Agustín Lage Dávila, destacado científico cubano, analizó esta situación en su artículo "La emigración de personas calificadas: raíces y contextos". Según Dávila, aunque la búsqueda de mejores condiciones económicas es un factor importante, no es el único. La imagen de mejores oportunidades, incluso si es solo eso, una imagen, motiva a muchos a abandonar sus carreras y su país.
La historia de Lisset Castaigne, médico pediatra intensivista, es un claro reflejo de este dilema. La pasión por salvar vidas choca con la realidad económica de un salario insuficiente para satisfacer las necesidades básicas.
Miriam Pérez, con 18 años de experiencia como profesora universitaria, y Lisandra Luaces, graduada de Física Nuclear, también son ejemplos de profesionales que han abandonado su vocación por necesidades económicas. El cambio drástico de sus trayectorias ilustra la gravedad del problema.
Mientras algunos persisten en seguir sus pasiones y sueños profesionales, otros enfrentan un dilema que pone en juego no sólo su futuro, sino el de todo un país que necesita de sus profesionales para avanzar. La pregunta sigue en el aire: ¿cómo equilibrar la pasión profesional con las demandas económicas?
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