La travesía hacia el sueño americano se torna cada vez más peligrosa para los migrantes cubanos que intentan cruzar territorio mexicano rumbo a Estados Unidos. Más allá de los riesgos intrínsecos de cualquier viaje migratorio, estos migrantes se enfrentan a amenazas específicas que oscurecen aún más su camino.
Los carteles del crimen organizado son una amenaza constante, pero lo que ha sacudido recientemente a la opinión pública son las denuncias y reportes que implican a oficiales del gobierno mexicano en actividades delictivas en contra de estos migrantes. Los retienes, supuestamente destinados a verificar documentación y mantener el orden, se han convertido en espacios de intimidación y extorsión. Hay testimonios de migrantes que narran cómo, en lugar de recibir asistencia o guía, son despojados de sus pertenencias, dinero e incluso documentos, dejándolos aún más vulnerables.
Además, se han registrado incidentes en los que autobuses de migrantes son detenidos por supuestos controles de seguridad, solo para que los pasajeros sean sometidos a interrogatorios, amenazas y, en los peores casos, al secuestro. Los que logran salir de estas situaciones a menudo terminan sin recursos, lo que les obliga a depender de redes de tráfico humano o a quedar varados en un país extranjero sin medios para continuar o regresar.
La complicidad y participación de autoridades en estos actos es un golpe a la confianza pública y pone de manifiesto la necesidad de una profunda revisión y reforma en el trato a los migrantes. Organizaciones de derechos humanos y grupos de apoyo migratorio están exigiendo una respuesta clara y contundente por parte del gobierno mexicano para sancionar a los responsables y garantizar la seguridad y los derechos de los migrantes cubanos y de todas las nacionalidades que atraviesan el país.
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