HERAT, Afganistán - La tranquila mañana de un sábado en Afganistán se convirtió en escenario de una catástrofe natural cuando una serie de siete terremotos, con magnitudes de hasta 6.3, azotaron la provincia de Herat. Hasta el momento, se reportan al menos 180 fallecidos y unos 600 heridos, pero se teme que estos números aumenten a medida que avancen las operaciones de rescate.
Según el Ministerio de Gestión de Desastres de Afganistán, "no hay pueblo que no haya sido afectado". Las zonas más golpeadas parecen ser pequeñas aldeas que ahora se asemejan a campos de escombros. Con una población aproximada de un millar en estas áreas, hay preocupaciones de que el número final de muertes sea considerablemente más alto.
La ONG Médicos Sin Fronteras ya se encuentra en la región, brindando asistencia médica y estableciendo tiendas de campaña para albergar a aquellos afectados. El hospital regional de Herat está siendo apoyado por la organización con personal y suministros.
De acuerdo al Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS), el primer terremoto tuvo lugar a las 12:11, hora local, seguido por varias réplicas potentes a lo largo del día. Afganistán, por su geografía en la cadena montañosa del Hindu Kush, es propenso a este tipo de desastres. Con una población mayormente vulnerable y una infraestructura deficiente, el país a menudo enfrenta dificultades para responder a estas tragedias.
El recuerdo de terremotos anteriores, como el que sacudió a las provincias de Paktika y Khost el año pasado, con un saldo de más de mil muertos, o los devastadores sismos de 1998, permanecen frescos en la memoria colectiva del país.
La comunidad internacional sigue de cerca la situación, mientras que equipos de rescate y organizaciones humanitarias continúan sus esfuerzos en la zona afectada.
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